A mediodía he llegado a casa con un subidón enorme, la autoestima por las nubes pero del siguiente planeta que tenga nubes. Te pongo en situación: salgo del hospital de ver a un amigo -los ánimos no estaban para lanzar cohetes-, giro la esquina y !zas¡ me doy en las narices con la marquesina de la foto. Tan de cerca que sólo he leído las letras grandes: YO TAMBIÉN TE QUIERO; y de repente me he venido arriba, con el contento que se me escapaba por todos los poros de la piel. Ya en casa he llamado a un montón de amigos para contarles la novedad y todos se alegraban conmigo y me felicitaban. Después de comer me he sentado para contemplar la foto y entonces he leído hasta el final. Vaya, me parece que no me van a querer tanto. Pero ya no vuelvo a llamar a los amigos para explicarles, porque les va a dar lo mismo: ellos me quieren por lo que soy y no por lo que tengo.
Rafael Dolader – vidaescuela.es – @rdolader